Mírate, creaste los cielos infinitos y los recuerdos enlatados. Te creíste protagonista de la mejor historia del mundo, ¿lo notas? Sigues pensando que las noches vacías dan muchas vueltas, sigues creyendo en los reencuentros y en la mitad de tu mundo, en un segundo ombligo. Levántate y vuela, despega y arranca tus sábanas. Sécate de espacios deshabitados, quédate con las manos llenas.
Seguro que, en algún momento, necesitarás tejer ese pijama para dos. Cuando llegue el momento, téjelo con el mejor hilo posible, que aguante el frío del invierno y la lluvia de tus ojos.
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