Mírate, creaste los cielos infinitos y los recuerdos enlatados. Te creíste protagonista de la mejor historia del mundo, ¿lo notas? Sigues pensando que las noches vacías dan muchas vueltas, sigues creyendo en los reencuentros y en la mitad de tu mundo, en un segundo ombligo. Levántate y vuela, despega y arranca tus sábanas. Sécate de espacios deshabitados, quédate con las manos llenas.
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