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Crees ser consciente de la vida y sus vueltas, valoras los detalles, el paso del tiempo, el ruido de tu calle, el sol en tu ventana, lo suave que es el edredón, el café de las seis, sus mejillas en las tuyas, el libro que terminaste, la luz del pasillo. Sin embargo no puedes darte cuenta de que los recuerdos pueden irse con tu último aliento, no puedes creer que no volverás a saltar el charco que inunda tu calle cada vez que llueve, no volverá el sonido de las gotas chocando con tu paraguas, no podrás saltar en su cama, no sentirás que el frío hiela tus pasos y tus manos, no cogerás el metro pensando en cómo puede ser tu día, ni siquiera volverán las noches de verano en las que el cielo envuelve tu cuerpo, porque ya no estará. Aprieta fuerte tu vida.